Innovación educativa, paradigma EdTech y oferta formativa de la biblioteca universitaria: reflexiones de un bibliotecario-formador

Recientemente he asistido a una videoclase del curso Experto universitario en Innovación y Tecnología Educativa, impartida por el profesor Enrique Sánchez Rivas, miembro del grupo de investigación InnoEduca de la Universidad de Málaga. En ella, se presentaban los principales aspectos del paradigma EdTech.

Como bibliotecario involucrado desde hace ya décadas en la planificación y puesta en práctica de programas de formación en la biblioteca universitaria y muy interesado en la labor que se hace desde las bibliotecas escolares, esta clase y la posterior sesión online con el resto de compañeros del curso, me han hecho reflexionar sobre la manera en que estamos planteando dicha formación y en qué medida podemos mejorar nuestros resultados.

La esencia de EdTech se puede sintetizar en una breve frase: primero la pedagogía, después la tecnología. O dicho de otra forma, para innovar en educación es necesario ir más allá de la tecnología para no solo adaptarnos a ella, sino para transformar el modo en que planteamos el proceso de enseñanza-aprendizaje. Podríamos pensar que innovamos porque sustituímos una explicación presencial por un powerpoint o un videoclip, o si evaluamos las tareas en una plataforma Moodle en lugar de corregirlas en clase: estaríamos adaptándonos a la tecnología, quizá incluso ofreciendo contenidos valiosos e interesantes, pero no transformando la esencia de nuestras actividades formativas, no innovando pedagógicamente.

EdTech cuenta con determinados principios (pedagogía de la coasociación, diseños universales de aprendizaje, entre otros) y con unos modelos de intervención didáctica (como TPack y los Sistemas Dinámicos de Formación Virtual), que se concretan en la construcción de una identidad pedagógica propia, ya sea a nivel individual, institucional o corporativo. A este respecto la biblioteca universitaria no parte de cero: la Red de Bibliotecas Universitarias (REBIUN) trabaja desde hace años en una de sus líneas estratégicas para hacer de estas instituciones agentes fundamentales en la formación de competencias digitales, en la alfabetización informacional y mediática, lo que ha generado una abundante documentación y unos interesantes materiales audiovisuales para la autoformación dirigidos a estudiantes de Grado.

Por otra parte, desde el Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Andalucía (CBUA) también se han hecho esfuerzos por compartir experiencias y avanzar en las propuestas formativas que las bibliotecas ofrecen a la comunidad universitaria. La bibliografía nacional e internacional sobre el rol que juegan las bibliotecas universitarias en la formación es abundantísima. Por último, en el ámbito de las bibliotecas públicas y escolares destacaremos, a nivel nacional, la labor del Grupo de Trabajo de Alfabetización Informacional del Consejo de Cooperación Bibliotecaria, coordinado por Felicidad Campal y, en el caso de Andalucía, la llevada a cabo por el profesorado comprometido con la Red Andaluza de Bibliotecas Escolares y la excelente revista digital Libro Abierto, en la que se recopilan reflexiones teóricas, experiencias, opiniones y herramientas prácticas de todo tipo.

Si como bibliotecas, y a nivel personal como bibliotecarios formadores queremos construir una identidad pedagógica propia será necesario comenzar por establecer un perfil de salida, es decir, por preguntarnos qué competencias han de adquirir quienes participan en nuestras acciones formativas, qué huella queremos que la acción formativa deje en ellos. En el caso de las bibliotecas universitarias, una propuesta podría ser la adquisición de las competencias informacionales que permitan a nuestros usuarios desarrollar adecuadamente el aprendizaje y la investigación, mediante el dominio de las herramientas y las técnicas para el manejo de la información académica y científica, su uso ético y la comunicación eficiente del conocimiento y resultados generados.

Para hacer realidad esta declaración, deberíamos concretar acciones, identificar ámbitos de transformación coherentes con el perfil que hemos definido y ser capaces de captar el conocimiento colectivo no solo del equipo de formadores, sino también de quienes se están formando, para enriquecer los contenidos de nuestro modelo pedagógico y adaptarlo al máximo a las características de nuestros usuarios. Algunos de los ámbitos de transformación que podríamos citar en el caso de la biblioteca universitaria serían: los cursos virtuales, las guías de la biblioteca, el material de autoformación depositado en repositorios instituciones, como el de la UMA (RIUMA), las entrevistas y sesiones de información y referencia online, los tutoriales online y las actividades de información y formación presenciales.

En mi opinión, la construcción de un modelo pedagógico propio de la biblioteca universitaria cuenta ya con buena parte de los elementos necesarios, que habría que repensar y potenciar, desde este nuevo paradigma, entre los que citaremos: una estructura para la formación (grupo de formadores estable, integrado en el organigrama de la Institución, grupos y equipos interuniversitarios centrados en la formación para el aprendizaje y la investigación), espacios para el debate y el diseño de la intervención docente de los bibliotecarios (equipo de formadores en espacios colaborativos como Teams, sala virtual de formadores en plataformas de aprendizaje como Moodle, foros y listas de distribución profesionales como IweTel y FIDEL), unas pautas para el diseño de contenidos (planes de formación, programas anuales de formación, materiales y documentos generados por la Comunidad bibliotecaria nacional e internacional), unos procedimientos de evaluación para la mejora permanente (encuestas en cada curso, encuesta anual, informes anuales, foros de debate con los participantes) y unos mecanismos de comunicación con los destinatarios de la formación (correo-e, whatsapp, chat bibliotecario, redes sociales, foros, creación de grupos, tutorías online).

En definitiva, se trataría de seguir avanzando en el largo camino que las bibliotecas universitarias llevan recorrido en el ámbito de la formación, priorizando los aspectos pedagógicos; cohesionando medios, herramientas y actividades, con el objetivo de construir una identidad pedagógica de nuestra biblioteca que nos permita ser realmente innovadores y hacer posible la mejora continua de nuestra oferta formativa.

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