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Feliz Año Nuevo. Resumen de mis publicaciones en 2023

Comienza un nuevo año y es buen momento para reflexionar sobre lo aprendido en el ámbito profesional en estos meses pasados. Para mí, una de las mejores maneras de aprender y mantenerse actualizado, además del trabajo cotidiano y de la participación en congresos, jornadas y cursos, es participar en la conversación profesional a través de la lectura y la publicación de trabajos. Os dejo el listado de mis publicaciones y presentaciones durante el año 2023, que reflejan, en buena medida, mis centros de interés y el aprendizaje vivido en este periodo. ¡Feliz 2024!

Biblioteca e internacionalización de la universidad: Aportaciones y oportunidades. Desiderata, 6 (21). A partir de la revisión de la bibliografía más significativa, se analiza el papel que juega la biblioteca en la internacionalización de la universidad. Para avanzar en este campo, sería muy conveniente que las bibliotecas universitarias españolas orientaran sus recursos y servicios hacia la internacionalización, investigaran los diferentes campos de actividad bibliotecaria y publicaran sus resultados. En el contexto español, la biblioteca universitaria debe ser tenida en cuenta como agente de internacionalización, incluyendo este papel en su planificación estratégica para que se convierta en un elemento transversal de muchas de sus metas y objetivos.

Una aproximación al papel de las bibliotecas en la internacionalización de las universidades. La experiencia de la Biblioteca de la Universidad de Málaga (en colab. con Gregorio García-Reche). Actas de las XVIII Jornadas Españolas de Información y Documentación. Se realiza un análisis descriptivo de la contribución de la Biblioteca a la internacionalización de la Universidad, partiendo de los campos de actuación más significativos señalados por la bibliografía especializada: la gestión de la colección y los recursos de información, el apoyo a la investigación y la publicación científica, la formación dirigida a la comunidad universitaria y al propio personal bibliotecario, la colaboración con los programas de intercambio y estancias profesionales y la participación en proyectos internacionales. Se concluye que la Biblioteca cuenta con un gran potencial para constituirse en agente de internacionalización, al incluir esta faceta en su planificación estratégica, convirtiéndola en misión o propósito, pasando a ser un aspecto primordial en la implementación de funciones, recursos y servicios, así como en el desarrollo de procesos y procedimientos.

Aproximación al rol docente del personal bibliotecario: perfiles, identidad, prácticas y formación pedagógica. Desiderata, 6 (22). Se estudia el rol docente del personal bibliotecario según lo establecido en los marcos de referencia y directrices profesionales de ámbito nacional e internacional (CCB, REBIUN, ECIA, ALA, ACRL, IFLA), así como los principales aspectos tratados en la literatura profesional. En las publicaciones especializadas y académicas analizadas se tratan aspectos tales como la evolución del concepto; la identidad, estatus y percepción del personal bibliotecario como docente; las principales responsabilidades que se asumen y la necesidad de una adecuada formación inicial y continua en teorías y prácticas pedagógicas. Se concluye que los marcos de referencia profesionales están claramente establecidos y que existe una bibliografía internacional creciente que facilita el acceso a los resultados de la investigación y la reflexión documentada al respecto. No obstante, hay notables diferencias en cuanto a la percepción y al estatus del bibliotecario docente entre el ámbito anglosajón y el español, propiciadas tanto por el diferente ordenamiento institucional como por la propia trayectoria histórica de la profesión en contextos diferentes. Este hecho, lejos de suponer un obstáculo, podría entenderse como un acicate para la puesta en valor de esta faceta profesional, como una oportunidad para visibilizar la riqueza del trabajo bibliotecario, en el que se asienta el diseño de las actividades de formación que se imparten desde las bibliotecas.

Bibliotecas universitarias y formación permanente de las personas mayores: análisis de una experiencia en un entorno digital. Revista general de información y documentación, 33 (1). Se analiza una experiencia formativa desarrollada en un entorno digital, dirigida a mayores de 55 años e impartida desde una biblioteca universitaria. Su objetivo fue contribuir a la formación en competencias mediáticas e informacionales mediante un taller sobre el uso del catálogo, el acceso a recursos electrónicos y la participación en redes sociales y canales de comunicación. La participación fue del 60,49% del total de inscritos, con un cumplimiento de las expectativas de 4,68 sobre 5. Algunas limitaciones fueron la fecha de realización de la actividad, la brecha de género y no haber ofrecido formación complementaria. Se concluye que la participación de las bibliotecas universitarias en la formación de personas mayores tiene valor estratégico y se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible relacionados con la inclusión, el acceso a la información, el aprendizaje permanente, la lucha contra las desigualdades y la extensión del uso de las tecnologías.

Profesionales de la información. Trascender nuestros límites para prestar mejores servicios y colaborar eficazmente. Mi Biblioteca: La revista del mundo bibliotecario, 19 (73). Tras más de tres décadas como bibliotecario en la universidad, lógicamente considero imprescindible la especialización. Sin embargo, siempre he defendido la transversalidad de nuestro trabajo, su esencia básica común y la necesidad de colaboración entre distintos ámbitos (bibliotecas universitarias, públicas, escolares, nacionales, regionales, archivos, centros de documentación): ello nos enriquece profesionalmente y mejora el servicio que prestamos a nuestros usuarios directos ya la sociedad en su conjunto. Sin duda, aprendemos cada día de nuestras compañeras y compañeros más cercanos, pero también lo hacemos, y mucho, cuando compartimos actividades comunes con bibliotecas públicas y escolares, si participamos en la formación sobre temas que limitan con nuestra disciplina, si cooperamos con docentes e investigadores o nos comprometemos en proyectos de acción social.

La biblioteca escolar a la luz de las FKA (Áreas de Conocimientos Fundamentales) recogidas en las «Directrices de la IFLA para Programas de formación profesional en Bibliotecología y Ciencias de la Información» (2022). V Jornada Universitaria de Bibliotecas Escolares y Animación a la Lectura. La International Federation of Library Associations and Institutions (IFLA) aprobó en abril de 2022 sus Guidelines for Professional Library and Information Science (LIS) Education Programmes (Chu et al., 2022). En estas Directrices se establecen tanto las Áreas Fundamentales de Conocimiento (FKA), como los elementos que deberían conformar, desde una perspectiva global, el programa de formación del personal bibliotecario. Según se declara en el propio documento, uno de sus posibles usos es servir de base e impulso para el desarrollo de nuevos programas de formación, así como para la revisión y adaptación de los existentes. Interesan, por tanto, al personal académico, pero también a estudiantes y organismos y entidades implicados con la calidad de la formación en LIS. En esta comunicación se hace una lectura de las ocho FKA desde la perspectiva del compromiso que asumen las bibliotecas escolares con su comunidad, de la labor que realizan y de sus posibilidades de desarrollo: FKA 1. Información en la sociedad. FKA 2. Bases de la profesión de bibliotecología y ciencias de la información. FKA 3. Tecnologías de la información y la comunicación. FKA 4. Investigación e innovación. FKA 5. Gestión de recursos de información. FKA 6. Gestión para profesionales de la información. FKA 7. Necesidades de información y servicios al usuario. FKA 8. Alfabetización y aprendizaje. Las FKA sirven así de guía y de estímulo para profundizar tanto en el papel central que debe jugar la biblioteca escolar, como en la imprescindible formación inicial y continua de los responsables que las gestionan y animan.

Innovación y nuevas estrategias de formación para el apoyo a la docencia, al aprendizaje y a la investigación desde la biblioteca universitaria (en colab. con Gregorio García-Reche, María Goretti Misas-Gento y María José Pérez-Garzón). Boletín de la Asociación Andaluza de Bibliotecarios, 38 (125). Se presentan las nuevas estrategias introducidas en el Plan de Formación de la Biblioteca de la Universidad de Málaga referidas, por un lado, a la integración del aprendizaje de las competencias informacionales en el currículo académico, en la programación docente de grados y posgrados, en los planes de formación del personal docente e investigador y en el aprendizaje a lo largo de la vida; y, por otro, a la implementación de tecnologías de la comunicación que posibilita la formación en directo a grandes grupos y de manera interactiva. Se analizan los resultados de cada una de las acciones formativas, especialmente la percepción por parte de los asistentes, que han ayudado a revisar sus enfoques y despliegues, además de avalar su continuidad en el futuro.

Publicaciones y Eventos. Resumen del 2022

Ante todo, desearos a quienes os acercáis a este blog un muy feliz año 2023.

Por mi parte, a nivel profesional, espero seguir aprendiendo gracias a la participación en eventos y cursos, y a trabajar en la preparación de artículos y comunicaciones: son, en mi opinión, dos de las mejores formas de aprender.

Os dejo por aquí los enlaces a algunas de las aportaciones en las que he participado en 2022, en colaboración o individualmente, por si os resultan de interés:

En 2023 espero tener la oportunidad de seguir aprendiendo con las personas mayores, compartiendo con quienes nos visitan gracias al Programa Erasmus+, descubriendo junto a docentes de institutos y sus estudiantes de secundaria y bachillerato, reflexionando con quienes se animan a emprender los estudios de Doctorado; también, publicando artículos y participando en eventos profesionales y, por supuesto, creciendo cada día gracias a mis compañeras y compañeros de la Biblioteca de la UMA y del resto de bibliotecas universitarias, públicas, escolares y especializadas.

¡Seguimos!

Seamos innovadores, seamos creativos. Las actividades formativas en línea desde la biblioteca universitaria.

Nuestro trabajo como bibliotecarios conlleva en muchos casos una faceta “docente” que, en los últimos tiempos ha devenido en docente exclusivamente online debido a las circunstancias derivadas de la pandemia del COVID-19.

Prácticamente toda la vida universitaria se ha virtualizado, las universidades presenciales han hecho un enorme esfuerzo por adaptarse a la docencia online en tiempo record y las bibliotecas han estado a la altura. Pero hemos de ser conscientes de que el papel de las bibliotecas ha de reforzarse y sus profesionales debemos de estar siempre alerta para afrontar los próximos retos. Uno de ellos es, sin duda, integrarse en el proceso de enseñanza-aprendizaje online lo que implica, entre otras cosas, reforzar la figura del bibliotecario formador.

Como bibliotecario, uno de los trabajos que más me gusta es compartir actividades que supongan una interacción con estudiantes, investigadores, profesorado… en las que exista intercambio de información y conocimientos: desde la pregunta de referencia en sus múltiples variantes o la «clásica» formación de usuarios hasta los planes y programas de formación en competencias informacionales y mediáticas. Pero este tipo de actividades son también de las más exigentes, de las que requieren un mayor esfuerzo de preparación y actualización.

Las siguientes reflexiones surgen en el contexto del Título Propio de Experto en innovación y tecnología educativa que estoy cursando en la actualidad, impartido por profesorado del Grupo de investigación InnoEduca de la Universidad de Málaga. La mejora de nuestra experiencia docente y de los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje en que nos involucramos no surgen espontáneamente: si queremos innovar y ser creativos es fundamental dedicar tiempo y esfuerzo a la lectura, al estudio y a conocer qué hacen nuestros colegas en otras bibliotecas. También es preciso ampliar nuestro enfoque didáctico hacia un nuevo paradigma educativo.

Probablemente pensemos que el grado de creatividad e innovación en los programas de formación ofrecidos por las bibliotecas es moderado y que las posibilidades de innovar y promover la creatividad son limitadas. Hay que tener en cuenta que muchos de los cursos y sesiones de formación están centrados en el aprendizaje práctico de un conjunto de recursos y servicios bibliotecarios y documentales (catálogo, bases de datos bibliográficas, localización y uso de revistas y libros en formato digital) y que la meta a alcanzar es que los usuarios sean autosuficientes para encontrar, seleccionar y tratar de manera segura y eficaz registros bibliográficos, bien referenciales, bien a texto completo, necesarios para sus tareas de enseñanza, aprendizaje o investigación.

Puede parecer que lo específico y “utilitario” del objeto de aprendizaje de nuestros cursos y sesiones de formación reduce las posibilidades de ser creativos. Sin embargo, hay estrategias sencillas con las que promoveremos la innovación y la creatividad. Algunas serían:

  • Se permite el error. Los cuestionarios que se proponen cuentan con suficiente tiempo para permitir su lectura y resolución con calma, y pueden repetirse por parte del alumno hasta obtener un resultado adecuado. No se penaliza el error, más bien al contrario, se valora que se llegue a un resultado adecuado. Esto libera a los usuarios de una tensión innecesaria a la hora de enfrentarse a un cuestionario en línea con límite de tiempo y de intentos. Nuestro objetivo no es «poner una nota» a los participantes, sino que autoevalúen sus conocimientos.
  • Las tareas y resolución de problemas tienen diferentes respuestas válidas. Planteamos en nuestros cursos supuestos prácticos adaptados al contexto de los usuarios, que permiten personalizar sus respuestas y que suponen para ellos un aprendizaje significativo. Sugerimos actividades más “experimentales”, con libre elección de temas por parte de los alumnos a la hora de hacer búsquedas o de elegir los recursos de información en los que indagar.
  • Los distintos temas se abren progresivamente. Por orden cronológico, proponiendo un itinerario de aprendizaje, pero siendo, a la vez, muy flexibles de manera que el avance en el curso, dentro del ritmo general, lo marca cada alumno.
  • Se realiza una evaluación inicial para tener un diagnóstico del grado de conocimiento previo, de manera que adaptamos los contenidos, actividades e incluso la metodología del curso a la realidad de la que parten nuestros usuarios.
  • Se promueve la presentación de los participantes para que todos conozcan la procedencia, especialidad, intereses, etc. de los demás. Esto favorece el sentimiento de pertenencia a un grupo, a una comunidad de aprendizaje.
  • Se comparten (de manera voluntaria), los resultados de las tareas a través de los foros y de seminarios o tutorías en línea, de manera que se genera un ambiente colaborativo y de interdependencia.
  • Vamos más allá de explicar los recursos de la Biblioteca, y nos enfocamos en los intereses y necesidades de los usuarios. Por ejemplo: a los estudiantes de últimos cursos les preocupa cómo obtener la información para realizar su Trabajo Fin de Grado. Lo mismo sucede con los estudiantes de Máster o de Doctorado. Por tanto, ofrecemos cursos específicos de orientación bibliográfica para la realización de estos Trabajos Académicos.
  • La estructura y contenidos de los cursos tratan de despertar la curiosidad de los participantes por lo que van a descubrir en los próximos temas, o sobre información adicional, referencias bibliográficas o recursos en la Red a los que pueden acceder.

Terminemos con una mirada sobre nosotros, las bibliotecarias y bibliotecarios: hemos de ser capaces de profundizar en nuestro rol como docentes y de aprovechar todas las oportunidades para formar y formarnos.

Seamos agentes inspiradores de innovación, con una actitud abierta a los cambios, saliendo de nuestra “zona de confort”. Planifiquemos actividades en línea con nuevos enfoques, que permitan, por ejemplo, el aprendizaje colaborativo, la evaluación entre iguales, el empleo de las redes sociales y la tecnología móvil, el uso del juego como elemento didáctico o la introducción de las flipped classroom en nuestros Programas de formación.

Innovación educativa, paradigma EdTech y oferta formativa de la biblioteca universitaria: reflexiones de un bibliotecario-formador

Recientemente he asistido a una videoclase del curso Experto universitario en Innovación y Tecnología Educativa, impartida por el profesor Enrique Sánchez Rivas, miembro del grupo de investigación InnoEduca de la Universidad de Málaga. En ella, se presentaban los principales aspectos del paradigma EdTech.

Como bibliotecario involucrado desde hace ya décadas en la planificación y puesta en práctica de programas de formación en la biblioteca universitaria y muy interesado en la labor que se hace desde las bibliotecas escolares, esta clase y la posterior sesión online con el resto de compañeros del curso, me han hecho reflexionar sobre la manera en que estamos planteando dicha formación y en qué medida podemos mejorar nuestros resultados.

La esencia de EdTech se puede sintetizar en una breve frase: primero la pedagogía, después la tecnología. O dicho de otra forma, para innovar en educación es necesario ir más allá de la tecnología para no solo adaptarnos a ella, sino para transformar el modo en que planteamos el proceso de enseñanza-aprendizaje. Podríamos pensar que innovamos porque sustituímos una explicación presencial por un powerpoint o un videoclip, o si evaluamos las tareas en una plataforma Moodle en lugar de corregirlas en clase: estaríamos adaptándonos a la tecnología, quizá incluso ofreciendo contenidos valiosos e interesantes, pero no transformando la esencia de nuestras actividades formativas, no innovando pedagógicamente.

EdTech cuenta con determinados principios (pedagogía de la coasociación, diseños universales de aprendizaje, entre otros) y con unos modelos de intervención didáctica (como TPack y los Sistemas Dinámicos de Formación Virtual), que se concretan en la construcción de una identidad pedagógica propia, ya sea a nivel individual, institucional o corporativo. A este respecto la biblioteca universitaria no parte de cero: la Red de Bibliotecas Universitarias (REBIUN) trabaja desde hace años en una de sus líneas estratégicas para hacer de estas instituciones agentes fundamentales en la formación de competencias digitales, en la alfabetización informacional y mediática, lo que ha generado una abundante documentación y unos interesantes materiales audiovisuales para la autoformación dirigidos a estudiantes de Grado.

Por otra parte, desde el Consorcio de Bibliotecas Universitarias de Andalucía (CBUA) también se han hecho esfuerzos por compartir experiencias y avanzar en las propuestas formativas que las bibliotecas ofrecen a la comunidad universitaria. La bibliografía nacional e internacional sobre el rol que juegan las bibliotecas universitarias en la formación es abundantísima. Por último, en el ámbito de las bibliotecas públicas y escolares destacaremos, a nivel nacional, la labor del Grupo de Trabajo de Alfabetización Informacional del Consejo de Cooperación Bibliotecaria, coordinado por Felicidad Campal y, en el caso de Andalucía, la llevada a cabo por el profesorado comprometido con la Red Andaluza de Bibliotecas Escolares y la excelente revista digital Libro Abierto, en la que se recopilan reflexiones teóricas, experiencias, opiniones y herramientas prácticas de todo tipo.

Si como bibliotecas, y a nivel personal como bibliotecarios formadores queremos construir una identidad pedagógica propia será necesario comenzar por establecer un perfil de salida, es decir, por preguntarnos qué competencias han de adquirir quienes participan en nuestras acciones formativas, qué huella queremos que la acción formativa deje en ellos. En el caso de las bibliotecas universitarias, una propuesta podría ser la adquisición de las competencias informacionales que permitan a nuestros usuarios desarrollar adecuadamente el aprendizaje y la investigación, mediante el dominio de las herramientas y las técnicas para el manejo de la información académica y científica, su uso ético y la comunicación eficiente del conocimiento y resultados generados.

Para hacer realidad esta declaración, deberíamos concretar acciones, identificar ámbitos de transformación coherentes con el perfil que hemos definido y ser capaces de captar el conocimiento colectivo no solo del equipo de formadores, sino también de quienes se están formando, para enriquecer los contenidos de nuestro modelo pedagógico y adaptarlo al máximo a las características de nuestros usuarios. Algunos de los ámbitos de transformación que podríamos citar en el caso de la biblioteca universitaria serían: los cursos virtuales, las guías de la biblioteca, el material de autoformación depositado en repositorios instituciones, como el de la UMA (RIUMA), las entrevistas y sesiones de información y referencia online, los tutoriales online y las actividades de información y formación presenciales.

En mi opinión, la construcción de un modelo pedagógico propio de la biblioteca universitaria cuenta ya con buena parte de los elementos necesarios, que habría que repensar y potenciar, desde este nuevo paradigma, entre los que citaremos: una estructura para la formación (grupo de formadores estable, integrado en el organigrama de la Institución, grupos y equipos interuniversitarios centrados en la formación para el aprendizaje y la investigación), espacios para el debate y el diseño de la intervención docente de los bibliotecarios (equipo de formadores en espacios colaborativos como Teams, sala virtual de formadores en plataformas de aprendizaje como Moodle, foros y listas de distribución profesionales como IweTel y FIDEL), unas pautas para el diseño de contenidos (planes de formación, programas anuales de formación, materiales y documentos generados por la Comunidad bibliotecaria nacional e internacional), unos procedimientos de evaluación para la mejora permanente (encuestas en cada curso, encuesta anual, informes anuales, foros de debate con los participantes) y unos mecanismos de comunicación con los destinatarios de la formación (correo-e, whatsapp, chat bibliotecario, redes sociales, foros, creación de grupos, tutorías online).

En definitiva, se trataría de seguir avanzando en el largo camino que las bibliotecas universitarias llevan recorrido en el ámbito de la formación, priorizando los aspectos pedagógicos; cohesionando medios, herramientas y actividades, con el objetivo de construir una identidad pedagógica de nuestra biblioteca que nos permita ser realmente innovadores y hacer posible la mejora continua de nuestra oferta formativa.

La desaparición de las bibliotecas y sus profesionales

De manera recurrente aparecen artículos que, como el publicado por Universia en junio pasado, pronostican la desaparición de determinadas profesiones y oficios, que se extinguen, según los ‘gurús’ de la predicción económica, bien por la competencia de la tecnología, que reduciría o eliminaría el trabajo humano, bien porque las tareas que ejercen determinadas profesiones pasarían a realizarlas directamente los usuarios (gracias también a la tecnología), que podrían así prescindir totalmente de los servicios que anteriormente necesitaban.

La última previsión que he tenido ocasión de leer sobre los «5 empleos que desaparecerán en 10 años» me ha llegado al corazón. Es la que publica un medio online que, sin citar fuente alguna, afirma:

La tecnología está reemplazando la necesidad de libros físicos y cada vez son más las escuelas que están digitalizando sus bibliotecas. Por esta razón, se espera que, en diez años, la necesidad de tener bibliotecarios simplemente vaya desapareciendo.

En el plano personal, podría consolarme pensando que, tras más de 30 años de profesión, la desaparición de mi gremio, que existe, según parece, desde el año 2600 a.C., me pille ya jubilado, o casi. Pero es que llevo más de la mitad de mi vida laboral leyendo y escuchando augurios acerca de la desaparición de los libros en papel, con la consiguiente desaparición de los edificios que los albergan. Y si no hay libros ni edificios, ¿para qué queremos personal bibliotecario?

Mi admirado Julián Marquina ya respondió en su momento, y de manera muy acertada, al artículo de Universia donde se auguraba que «el futuro de los bibliotecarios no pinta demasiado bien«. En mi opinión, quienes escriben este tipo de artículos apocalípticos sobre las bibliotecas y su extinción quizá sepan algo de economía, o de tecnología, o de alguna otra disciplina, pero desconocen lo que son y lo que hacen las bibliotecas en 2020, ignoran sus proyectos y realidades, y ni se imaginan los servicios y recursos que gestionan y ofrecen sus profesionales a todo tipo de usuarios, desde la infancia a la vejez, desde el colegio a la universidad, desde el hospital al centro penitenciario.

En general, el argumento es el siguiente: los libros en formato impreso van a desaparecer y todo lo que se necesita está en Internet, luego desaparecerán las bibliotecas y los bibliotecarios. La verdad es que es un argumento sencillo, fácil de ‘comprar’, lo entiende cualquiera, incluso quien no haya pisado nunca una biblioteca o haga décadas que no visita ninguna, presencial o virtualmente. Pero bueno, pudiera ser que el argumento tenga alguna base, no hemos de dejar de críticos y cuestionar nuestras certezas.

Será que los libros digitales no se catalogan, ni se prestan, y además llegan solos a los servidores, y automáticamente se pueden leer en el ordenador o dispositivo del usuario. De hecho, no hace falta seleccionarlos, negociar con proveedores su compra o su suscripción. Tampoco, obviamente, se revisa, analiza ni evalúa el uso de los libros y revistas en formato digital, ni se elaboran informes para optimizar su uso, procurando adecuar los recursos a las necesidades.

Será que no hay miles de suscripciones a revistas electrónicas gestionadas por las bibliotecas, ni tampoco existen bases de datos generales, interdisciplinares y especializadas, nacionales e internacionales, que facilitan información y documentos a los usuarios. Naturalmente, esas suscripciones a revistas y bases de datos no requieren ningún tipo de proceso técnico, ni seguimiento, y la tramitación anual de sus renovaciones se hacen solas.

Otro motivo para la desaparición del personal bibliotecario podría ser que, como todo el mundo sabe (especialmente progenitores, profesorado y bibliotecarios), la generación milenial es ‘nativa digital’ , así que desde la más temprana adolescencia las chicas y chicos saben distinguir entre información veraz y falsa y cuentan con competencias informacionales y mediáticas suficientes para encontrar los documentos que necesitan, buscando con eficacia entre millones de registros disponibles, por lo que no es preciso realizar ningún tipo de acción formativa al respecto. Por descontado, manejan todo tipo de herramientas ofimáticas y saben, por ciencia infusa, redactar correctamente sus trabajos e incluir las citas y referencias bibliográficas que han utilizado.

Lógicamente, nadie usa las salas de estudio, de consulta y de trabajo en grupo que ofrecen las bibliotecas. Tampoco es preciso ningún personal para poner en marcha clubes de lectura (presenciales o virtuales), talleres de lecto-escritura, experiencias lúdicas o actividades  culturales y sociales abiertas a todos.

Definitivamente, parece que no se necesita personal bibliotecario para nada de esto.

Tampoco para dinamizar bibliotecas infantiles y escolares, ni para ayudar a los investigadores y académicos en la recogida y análisis de datos, gestionar repositorios para el acceso abierto e impulsar los recursos educativos abiertos o colaborar en la recopilación y evaluación de las  evidencias de la calidad de los trabajos científicos.

Por otra parte, como es sabido, los metadatos nacen de la tierra, si bien algunos caen del cielo. Los sistemas de gestión bibliotecaria y los ‘servicios de descubrimiento‘ se autogestionan y solucionan sus incidencias sin intervención humana. También la gestión de los materiales impresos que hay en las bibliotecas (sí, créanme, sigue habiendo un alto porcentaje de información disponible en papel) se hace mediante una formula mágica en la que para nada participan las personas.

La respuesta a los mensajes recibidos en las bibliotecas a través de Whatsapp, Twitter, Facebook y otras redes sociales los responde una máquina, que es la misma que selecciona el libro del que se hace la reseña, que no escribe nadie, en el blog de la biblioteca.

Por último, como es público y notorio, a cada barrio, pueblo y aldea llega la conexión a internet de más alta velocidad   y la telefonía 4G (bueno, ya mismo la 5G) está al alcance de cualquiera que, además, sabrá manejar dicha tecnología. 

Como hemos visto, el acceso efectivo a la cultura, la producción científica, la información y el entretenimiento están asegurados, y la totalidad de la población cuenta con competencias suficientes para ello, por lo que las bibliotecas y sus profesionales tienen los días contados… desde el 2600 a.C.

 

 

 

My stay at Library of Bath University. Summary #2

Today is my last day in the University of Bath. In the morning, I met with Claire Tylee, Bibliographic Services Librarian, who explained to me the structure of its Service (Acquisitions -books and e-books-, Cataloguing, and Copy & Print). One of the data that called my attention was that over 35% of purchased books are e-books. This is a percentage much higher than in Spain. Although here they have the same problem that us with the electronic format: limit of users and downloads, different formats, several models of access depending on the publishers, etc. But the trend is clear: the e-books are the future like the ejournals are the present. By one hand, we have to encourage our faculty and students to use books in electronic format, on the other hand, the Library have the challenge to manage the e-books effectively.

During the rest of the day, I have walked down the Campus, taken some photos, and I gathered data and figures about the Library. To sum up, I have enjoyed a very productive week in Bath. I have met a lot of colleagues that look after the Library tasks and management. And I have had the opportunity to compare two models of Academic Library which fit into two many different models of Universities.

I would like to keep in touch with the Library of University of Bath, and doing of this experience the beginning of a future collaboration.

Have a nice weekend!

Estancia en la Biblioteca de la Universidad de Bath (Inglaterra)

Me gustaría compartir con vosotros esta experiencia. Estaré en Inglaterra del 18 al 26 de mayo, para trabajar durante una semana, gracias al Programa de Movilidad Erasmus para Formación de la UE, en la Biblioteca de la Univ. de Bath. Espero aprender mucho, y aportarles también algo desde mi experiencia profesional. Y por supuesto, mejorar mi conversación en inglés. Compartiré mis vivencias a través de mi página de Facebook, de la cuenta de twitter (@fernandoUMA) y de este blog. Espero que os resulte interesante.